La comunicación entre los seres humanos ha sido vital desde el principio de los tiempos. No existe forma de poder entendernos si no logramos manifestar nuestros sentimientos, temores o deseos. El idioma es el “sistema de signos verbales con que se entiende una comunidad”, mientras que el lenguaje, según su definición, es “la facultad que tiene el ser humano para expresarse y comunicarse a través del sonido articulado o de otros signos”.

 Sabemos que, aún sin utilizar las palabras, podemos comunicar algunos sentimientos, a esto se le llama lenguaje no verbal. Un fuerte abrazo puede mostrar empatía, afecto, aunque no medie ninguna palabra. Estas gesticulaciones a veces dicen más que muchas palabras. Por otro lado, las personas con impedimentos auditivos también tienen su lenguaje, al que le llamamos: lenguaje de señas.

Con el paso del tiempo y los cambios que hemos experimentado en todos los aspectos del saber, el idioma ha sufrido transformaciones significativas, los intercambios culturales de todo tipo, grandes avances en el campo tecnológico, descubrimientos científicos, entre otros, hacen que se incorporen nuevas palabras y esto podría traer confusión en cuanto a su pronunciación o escritura.

El lenguaje oral es el utilizamos para comunicarnos de manera presencial con quienes interactuamos diariamente. Desarrollar habilidades correctas de comunicación, particularmente en el mundo de los negocios, es de vital importancia ya que fomenta la percepción de tu profesionalismo ante los que escuchan, incluso los que te leen.

Un alto grado de profesionalismo merece y exige una comunicación verbal cuidada y correcta, donde se evite las palabras malsonantes, insultantes, soeces o de “doble sentido” que no sean socialmente aceptadas. También deben evitarse el uso de algunos vicios en el lenguaje, llamados barbarismos, vulgarismos, anglicismos y pobreza de vocabulario. ¿Por qué? La razón es simple, el uso del lenguaje apropiado significa que el lenguaje del hablante es correcto tanto para sí mismo como para la audiencia que le escucha, refleja respeto a sus clientes, el prestigio de la empresa que representa y el valor que se le brinda a los detalles dentro de la misma.